sábado, 13 de noviembre de 2010

La Puerta Abierta


Abre de par en par las puertas de tu casa. El mendigo que recorre la calle en demanda de pan, llegará a tu puerta con plena confianza. El niño que pase, volverá su inquieta cabecita y sus azules ojos hacia el interior de tu casa. El sol y la brisa, entrarán iluminando y perfumando todo. Y cada día, un visitante inesperado llegará a tu puerta y se llevará o te dejará algo para engrandecer tu existencia.

Si alguien tuviese sed y marchase fatigado en pos de agua; sin duda, llegaría a la última casa si esta fuese la única que permanece abierta. Los presidios y los manicomios están siempre cerrados. En las casas cerradas, parece que se retiene algo o se niega la entrada a alguien. La felicidad jamás toca la puerta ni llama a grandes voces. Llega donde la esperan y donde hay confianza plena. Entra sin llamar ni saltar tapias; y con mucho sigilo, acaricia los niños y despierta los botones en los rosales.

Si en tu lugar se incuban las sombras; se entumecen los cuerpos y se mustian las rosas porque tu puerta permanece cerrada; entonces, no esperes nada de la vida, ya que el ensueño, la felicidad y el amor, son dones maravillosos que no llaman ni esperan para entrar.

Abre tu puerta, para que todo aquel que la mire sin ir a pedir ni a darte algo, diga siquiera al pasar: ¡Aquí vive la Esperanza!

Rosa Virginia Martínez (1944). Motivos de la Vida.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Entre amigos

Es hermoso callar juntos;
más hermoso aún reír juntos,
bajo un cielo azul de seda,
apoyados contra el musgo del haya,
riendo afectuosamente como amigos, con una risa clara,
dejando ver el brillo de los dientes.

Si obro bien nos callaremos;
nos reiremos si obro mal;
y cuanto peores seamos,
cuanto peores seamos, más nos reiremos,
hasta que descendamos a la fosa.

Friedrich Nietzsche (1878). Humano, demasiado humano.